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Habemus Papam: la elección del Papa León XIV

Ⓒ Media Vaticani

El 8 de mayo de 2025, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti pronunció las palabras rituales que todos esperábamos: Annuntio vobis gaudium magnum: habemus papam. El cardenal Robert Francis Prevost ha sido elegido como Sumo Pontífice a las 18:07 y ha escogido como nombre el de León XIV. El nuevo Papa apareció luego en el balcón central de la basílica de San Pedro para saludar y bendecir a la multitud de fieles congregados para la ocasión. A ellos y a toda la Iglesia, el Papa León XIV dirigió este saludo:

«La paz esté con todos vosotros. Queridos hermanos y hermanas, este es el primer saludo de Cristo Resucitado, el buen pastor que dio la vida por el rebaño de Dios. Yo también desearía que este saludo de paz entrara en vuestro corazón, alcanzara a vuestras familias, a todas las personas, estén donde estén, a todos los pueblos, a toda la tierra: ¡la paz esté con vosotros!

Esta es la paz de Cristo Resucitado, una paz desarmada y una paz que desarma, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos, Incondicionalmente. Aún conservamos en nuestros oídos aquella voz débil, pero siempre valiente, del Papa Francisco, que bendecía a Roma.

El Papa que bendecía a Roma daba su bendición al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua. Permitidme continuar con esa misma bendición: Dios nos quiere, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá. Estamos todos en las manos de Dios. Por lo tanto, sin miedo, unidos, de la mano de Dios y de la mano los unos de los otros, avancemos. Somos discípulos de Cristo. Cristo va delante de nosotros. El mundo necesita su luz. La humanidad lo necesita como puente para ser alcanzada por Dios y por su amor. Ayudémonos también entre nosotros a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo, siempre en paz. ¡Gracias al Papa Francisco!

Quiero agradecer también a todos los hermanos cardenales que me han elegido para ser sucesor de Pedro y caminar junto a vosotros como Iglesia unida, buscando siempre la paz, la justicia, buscando siempre trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el evangelio, para ser misioneros.

Soy un hijo de San Agustín, agustino, que dijo: “con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo”. En este sentido podemos todos caminar juntos hacia la patria que Dios nos ha preparado.

Y si me permiten también, una palabra, un saludo a todos aquellos y en modo particular a mi querida diócesis de Chiclayo, en el Perú, donde un pueblo fiel ha acompañado a su obispo, ha compartido su fe y ha dado tanto, tanto para seguir siendo Iglesia fiel de Jesucristo.

A todos vosotros, hermanos y hermanas de Roma, de Italia, de todo el mundo, queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca, especialmente de quienes sufren. Hoy es el día de la Súplica a la Virgen de Pompeya. Nuestra Madre María quiere siempre caminar con nosotros, estar cerca, ayudarnos con su intercesión y su amor. Por eso, quisiera orar junto a vosotros. Oremos juntos por esta nueva misión, por toda la Iglesia, por la paz en el mundo, y pidamos esta gracia especial a María, nuestra Madre».

En la homilía de la Misa pro eligendo Romano Pontifice, en la mañana del 7 de mayo, el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, recordó: «Cada Papa continúa encarnando a Pedro y su misión y, de este modo, representa a Cristo en la tierra; él es la roca sobre la que se edifica la Iglesia (cf. Mt 16,18)». Y prosiguió diciendo, de forma no menos significativa: «La elección del nuevo Papa no es simplemente una sucesión de personas, es el Apóstol Pedro quien regresa».

En el Papa León XIV acogemos, por tanto, con profunda alegría, al «Apóstol Pedro que regresa». Lo acogemos con confianza, sabiendo que hereda la tarea de guiarnos en el camino de la Esperanza, que es la vía del Jubileo 2025 y que está en el centro de la vida cristiana.

Se trata de un camino que necesariamente se prolongará más allá del Año Santo, de modo que cada uno de nosotros sea ayudado a percibir y vivir los signos de Esperanza de los que nosotros y el mundo entero tenemos urgente necesidad.

Al inicio de un pontificado, son inevitables las comparaciones con los anteriores y, en particular, con el del Papa Francisco, que hace poco nos ha dejado. No es de extrañar que se busquen señales de continuidad y de innovación. Creemos que el Espíritu Santo no se repite y que, incluso cuando se trata de la guía de la Iglesia, Él tiene la capacidad de hacerse presente en una multiplicidad de rostros, estilos y gestos, en los cuales se expresa el deseo de anunciar el Evangelio y de vivirlo en comunión y unidad.

Precisamente en esta diversidad de rostros, el «Apóstol Pedro que regresa» representa e indica a Cristo, que, por medio de su Espíritu, nos guía a la conciencia de ser hijos de Dios y, por tanto, hacia la verdad, la paz y la justicia. Acojamos, por ello, al nuevo Pontífice con confianza y con alegría.

La Civiltà Cattolica, desde el inicio de su historia hace 175 años, está al servicio de los Pontífices y también estará al servicio del Papa León XIV en la forma que él desee. A él va la manifestación de nuestra devoción filial, nuestro buenos deseos y nuestra oración.

La Civiltà Cattolica

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