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«Descurir» el Universo: el lanzamiento del telescopio JWST

Image Credit: Northrop Grumman, NASA/Chris Gunn

El James Webb Space Telescope (JWST) está listo para partir desde la plataforma de Kourou (Guyana Francesa). Un lanzamiento que la comunidad de astrónomos y astrofísicos está esperando desde 1996, año en que se presentó la primera idea de este telescopio, que tanto desde el punto de vista ingenieril como científico plantea desafíos completamente nuevos a las agencias espaciales comprometidas en su realización: la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Canadian Space Agency.

El JWST será lanzado desde el cohete Ariane 5 a las 7:20 a.m. EST el día 25 de diciembre, si la situación meteorológica lo permite. De hecho, anteriormente el lanzamiento estaba previsto para el 24 de diciembre. En cualquier caso, es posible seguir las actualizaciones y el desarrollo de la misión directamente en la página de la Nasa.

Una vez lanzado, el telescopio llevará a cabo ciertas maniobras para llegar al «punto L2», situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra. Las actividades científicas y de investigación comenzarán solo meses después, dado el complejo mecanismo de apertura del telescopio. Se espera contar con la primera imagen durante el verano boreal.

El James Webb es uno de los instrumentos científicos más complejos jamás construidos por el hombre. La gran distancia que lo separará de la Tierra, mucho mayor que la de su predecesor Hubble, impedirá intervenir en él en caso de problemas durante la apertura o en alguno de sus instrumentos. Los riesgos más temidos son principalmente tres: las bajas temperaturas en las que tendrá que operar, los daños que podrían causar las vibraciones de la fase de lanzamiento en los instrumentos y la dificultad de las operaciones de despliegue del espejo.

Señalado por años como el sucesor de Hubble, su lanzamiento ha sido postergado varias veces a lo largo del tiempo, incluso a causa de la pandemia de los últimos dos años. Cabe destacar, además, que entretanto los costos del proyecto pasaron desde los 400 millones de dólares iniciales a los actuales 12.000 millones de dólares aproximadamente.

El JWST estará en condiciones de abrir una nueva perspectiva en el estudio de la astronomía y de la astrofísica. Uno de sus más fascinantes objetivos está ligado al estudio del universo primitivo: esto será posible gracias a los instrumentos que permitirán al James Webb estudiar, a través del espectógrafo, la luz infrarroja emitida por las primeras estrellas y las primeras galaxias que se formaron en el universo. La misión será parte de un proceso de conocimiento que también incluirá el estudio de las atmósferas de exoplanetas lejanos y la comprensión de los mecanismos de evolución de sistemas planetarios. Algunos, los «biomarcadores», esperan incluso pruebas de la existencia de planetas capaces de albergar vida extraterrestre.

Misiones como la de JWST no solo suponen un increíble potencial para la ciencia y la investigación, sino que ayudan a construir un imaginario conectado al espacio y una percepción de nuestro lugar en el universo.

Por lo tanto, las expectativas son altas. ¿Realmente haremos nuevos «descubrimientos»? Es posible y deseable. Pero como ha nota el astrónomo p. James Kurzynski, en la página del Osservatorio Vaticano, dirigida por el jesuita Guy Consolmagno, existe el riesgo de que la palabra «descubrimiento» contribuya a alimentar esa mentalidad de dominio que la ha acompañado a menudo, incluso en las misiones espaciales. Sería mucho más apropiado, desde una perspectiva relacional, hablar de «encuentro».

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