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Premio Nobel de la Paz

Niklas Elmehed © Nobel Prize Outreach

El 15 de octubre de 2006 la periodista y activista por los derechos humanos Anna Politkóvskaya, fue asesinada en el ascensor de su casa en el centro de Moscú: tenía 48 años, y los autores del homicidio todavía no han sido encontrados[1]. Exactamente 15 años después, el director del periódico en el que Anna trabajaba, Dmitri Murátov, recibió, junto a la periodista filipina María Ressa, el premio Nobel de la Paz. De acuerdo al Norwegian Nobel Commitee, este premio fue asignado a los dos periodistas por sus «esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, condición preliminar para la democracia y para una paz duradera».

Es importante explicar por qué se concedió este premio a un periodista relativamente desconocido fuera de Rusia y no a un político activo. Murátov es la tercera persona en Rusia que recibe el premio Nobel, después de dos conocidos personajes, Andréi Dmítrievich Sájarov (1975) y Mijaíl Gorbachov (1990), pero el primero de la Federación Rusa, de reciente independencia. El periodista ahora está al costado de dos personas que contribuyeron de manera decisiva a la caída de la dictadura comunista de la URSS, y, en general, de Europa del Este. Al caos de los años noventa, que no fue menos letal para el periodismo independiente que la misma dictadura, siguió la «estabilidad» de Putin, quien, aunque probablemente trajo mejoras económicas para la mayoría de los ciudadanos, no ha resuelto los problemas para las personas que consideran la libertad de expresión como un valor imprescindible.

En la sala de redacción del periódico Novaja Gazeta, hay una pared de la que cuelgan las fotos de los colegas asesinados en el ejercicio de su trabajo de periodistas. Una de estos periodistas es Anna Politkóvskaya, que pagó el precio más alto de la libertad de información, y que es un símbolo de esta libertad en Rusia. Murátov dedico su premio a ellos: «Este premio es de mis colegas muertos, que dieron la vida por otras personas, que combatieron contra la dictadura y que lucharon por la libertad de expresión. No se concede el Nobel de la Paz a los muertos, sino a los vivos. Decidieron dármelo a mí, que estoy vivo, pero en realidad querían dárselo a Yuri Shchekochikhin, Igor Domnikov, Anna Politkóvskaya, Anastasia Babúrova, Stanislav Markélov y Natalia Estemírova»[2].

En el comunicado de la Nobel Prize Foundation se lee: «Dmitri Andréievich Murátov lleva décadas defendiendo la libertad de expresión en Rusia, en un contexto cada vez más difícil. En 1993, fue uno de los fundadores del periódico independiente Novaja Gazeta. Desde 1995 es su director, acumulando un total de 24 años en el puesto. Novaja Gazeta es el periódico de mayor independencia en Rusia actualmente, con una actitud fundamentalmente crítica hacia el poder. Se ha convertido en una importante fuente de información sobre aspectos censurables de la sociedad rusa, que rara vez mencionan los demás medios. Desde su nacimiento en 1993, Novaja Gazeta ha publicado artículos críticos sobre una serie de temas que van desde la corrupción hasta la violencia de la policía, de los arrestos ilegales a los fraudes electorales y de la Agencia de Investigación de Internet hasta el uso de las fuerzas militares rusas, tanto dentro como fuera de los límites de Rusia. Los opositores de la Novaja Gazeta respondieron con acosos, amenazas, violencias y homicidios. Desde su creación, seis de sus periodistas han sido asesinados, incluida Anna Politkóvskaya, que escribió artículos reveladores sobre la guerra en Chechenia. A pesar de los homicidios y las amenazas, el director Murátov no ha renunciado a la independencia del medio. Con coherencia, ha defendido el derecho de los periodistas a escribir todo lo que quieran acerca de lo que quieran, respetando siempre los estándares profesionales y éticos del periodismo»[3].

¿Quién es Dmitri Murátov?

El trabajo periodístico de Murátov une tres épocas: los últimos días de la URSS, el período post-soviético y la era Putin.

Nacido en 1961 en la ciudad de Samara, Dmitri estudió en la facultad de filología de la universidad local. Comenzó a trabajar como periodista en 1985, año en el que Gorbachov declaró la perestroika. En 1992, al no compartir la nueva línea editorial del Komsomolskaya Pravda, donde trabajaba en ese momento, dejó el periódico y fundó la asociación periodística «El sexto piso» (Шестой этаж). Solo un año más tarde, esta asociación dio vida a Novaja Gazeta (Новая ежедневная газета). Entre 1994 y 1995, Dmitri trabajó como corresponsal especial en Chechenia. En 1995 pasó a ser director de Novaja Gazeta[4].

Según la ex corresponsal de Moscú del Deutschlandfunk, Sabine Adler, Murátov es el director de periódicos más valiente que ha habido en Rusia. Nadie, a excepción de Novaja Gazeta, osa publicar análisis sobre la situación de Chechenia, en la que, como ella dice, aun hoy domina el terror y la ilegalidad. La publicación de material sobre los actos del grupo militar Wagner en Siria también fue muy audaz, además de peligrosa. Murátov lo vivió personalmente: se encontró la cabeza decapitada de una oveja en la puerta de su apartamento en Moscú.

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Ina Ruck, que desde 2018 es redactora y periodista de la transmisión televisiva matutina Ard en Moscú, piensa que Novaja Gazeta ha pagado un alto precio por sus tomas de posición. Durante los años de gobierno de Putin, 37 periodistas han sido asesinados en Rusia, y en una situación como esa se tiene que tener mucho coraje y determinación para defender las propias posiciones. Según ella, Murátov tiene esas características[5].

A pesar de que seis de sus colaboradores fueron asesinados en los años en que era director, y no obstante las amenazas recibidas, Murátov ha permanecido todo este tiempo en su lugar. Además, el hecho de que Novaja Gazeta se haya convertido en uno de los pocos mass media en Rusia que realmente pueden definirse «libres» se debe él, y por supuesto también a sus colegas.

El panorama de los medios en Rusia

Para entender mejor la importancia que tiene el trabajo de Murátov, es necesario tener en cuenta las condiciones en las que operan hoy los medios independientes en Rusia. Además de las amenazas a los periodistas a nivel personal, la llamada «ley sobre los agentes extranjeros» es el obstáculo más grande para su funcionamiento. La ley fue aprobada en 2012 y sanciona a las ONG «políticamente activas» que reciben apoyo financiero del exterior. Desde noviembre de 2017, los medios de comunicación también pueden ser declarados «agentes extranjeros».

Se podría escribir una novela sobre los reiterados cambios realizados a la ley, y su final provisorio sería la enmienda aprobada en diciembre de 2020, que permite declarar «agentes» a los movimientos sociales y a los individuos que desempeñan «actividades políticas» en el interés de una «fuente extranjera». Estos se ven obligados a insertar la nota «agente extranjero» en sus publicaciones. Los medios de comunicación también deben hacerlo cuando citan a una persona u organización. Las leyes fueron formuladas de manera vaga, y la etiqueta de «agente», que remonta a la época de Stalin, a menudo se asigna arbitrariamente. Estas organizaciones deben, además, adecuarse a normativas muy estrictas, que hacen el trabajo significativamente más difícil.

¿Cómo funciona en la práctica esta ley? La experiencia de la «ley sobre los agentes extranjeros» demuestra, en primer lugar, que su aplicación no es uniforme, sino que tiene lugar de manera selectiva. Por una parte, esto puede deberse a las diferentes estrategias de defensa de las ONG involucradas; por otra parte, se debe también a la formulación deliberadamente vaga de la ley misma: el concepto central de «políticamente activo» no está definido de forma exhaustiva. La ambivalencia de las leyes concede en la práctica un alto grado de discrecionalidad a los órganos estatales y abre la puerta a una aplicación selectiva de la ley. La justicia se está convirtiendo cada vez más en un factor de influencia política. El hecho mismo de que los tribunales sean insólitamente lentos en dictar sentencias sobre casos que tienen que ver con la ley de los agentes, ha sido interpretado a menudo en el sentido de que uno debe esperar primero una instrucción «desde arriba».

En 2013 comenzaron las inspecciones a las ONG, abarcando un amplio rango y sin aviso previo, algunas de las cuales terminaron en sanciones basadas en la ley. La campaña contra las ONG en la primavera de 2014 recibió nuevos impulsos tras una modificación a la ley que autoriza al Ministerio de Justicia a clasificar a las ONG, por iniciativa propia, en el registro de los agentes extranjeros. En agosto de 2015 fueron registradas 85. Como posteriormente muchas de las organizaciones pusieron fin a sus actividades, el registro contiene actualmente solo 75 organizaciones.

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Desde noviembre de 2017, los medios de comunicación también pueden ser definidos como «agentes extranjeros». Una vez más la ley fue formulada de forma tan vaga que el mero hecho de participar en una conferencia de periodistas en un país extranjero es suficiente para declarar a todo el medio de comunicación como «agente». En definitiva, estas leyes deberían servir para hacer más difícil el trabajo de las organizaciones políticamente activas, pero también funcionan como disuasivos que cortan de raíz las actividades políticas «indeseadas»[6].

No todos en la oposición están contentos con el premio Nobel

Lamentablemente, no solo la presión del Estado obstaculiza la situación de quienes quieren defender la libertad política y los derechos humanos, las acusaciones recíprocas y los conflictos personales en la oposición liberal también lo hacen, lo que a menudo los termina reduciendo a actores políticamente insignificantes, como quedó demostrado en la última elección de la Duma: el único partido de tradición liberal, Yabloko, no logró superar la barrera del 5%, y se quedó con apenas 1,34% de los votos[7].

Cabía imaginar que un reconocimiento como la concesión del premio Nobel de la Paz a un periodista de oposición rusa suscitase una reacción positiva general en el país, especialmente entre los compañeros de lucha de Murátov. Pero la satisfacción no es tan general. La oposición liberal en Rusia sufre de una fragmentación endémica, incluso en su oposición al gobierno. El mismo Murátov está dispuesto a trabajar con Putin en áreas de interés común: por ejemplo, en la fundación Krug Dobra («El círculo de la bondad»), apoyada por el Estado, que ayuda a niños con enfermedades. Por eso algunos opositores más radicales no lo consideran uno de los suyos.

Mientras que algunos funcionarios del gobierno y medios de comunicación oficiales expresaron su satisfacción por la decisión, algunos opositores del gobierno se preguntan por qué un periódico como Novaja Gazeta, considerado un bastión de la libertad de prensa, no ha sido declarado todavía «agente extranjero», como casi todos los medios de comunicación de masas más o menos independientes, y si no fueron premiados por su «leal oposición» al régimen. Es algo difícil de explicar, si se considera que las relaciones entre el poder y los medios de comunicación en Rusia son descritas con expresiones como «represión general». Sin embargo, aunque el gobierno no tolera los medios y periodistas realmente independientes, parece que no actúa luego de manera tan radical y hace excepciones.

Por supuesto, también se puede suponer que en Rusia existe una «oposición privilegiada», protegida por el gobierno, que la usa como vitrina de libertad. La reacción del Kremlin a la decisión de conceder el premio Nobel de la Paz 2021 a Murátov parece confirmarlo. El medio de prensa oficial Ria Novosti informó que el Kremlin felicitó a Murátov por el premio. Dmitri Peskov, vocero del presidente Putin, dijo que Murátov era un periodista valiente y comprometido con sus ideales, y que siempre trabaja de acuerdo a ellos[8]. Pero para algunos se trata de felicitaciones cínicas, pues el mismo gobierno no respeta la libertad de prensa y los «ideales» que alaba Peskov.

Andrey Kolesnikov, del Carnegie Moscow Center, que conoce a Murátov desde hace mucho tiempo, explica que Novaja Gazeta y la radio Echo Moskvy («Eco de Moscú»), con su director Aleksei Venediktov, uno de los más conocidos y feroces críticos del gobierno, no solo seguirán existiendo, sino que podrán trabajar de manera relativamente libre, porque tanto Murátov como Venediktov tienen tal peso político y son tan conocidos – por lo menos en Rusia – que se protege no solo su libertad personal, sino también la del periódico y la radio que encabezan. Murátov y Venediktov se ganaron el respeto incluso de quienes están en el poder, porque se los considera – y de hecho son – muy importantes en el panorama periodístico y político ruso. Han estado en el centro de la vida política y periodística de Rusia desde el período post-soviético y lograron sobrevivir, algo que desafortunadamente no se puede dar por sentado en sus profesiones. Han usado – y continúan usando – con los gobernantes un lenguaje que no se puede de ninguna manera pasar por alto. Dieron prueba de su peso con el caso Iván Golunov, el periodista de investigaciones que fue arrestado, y cuya posterior liberación estos lograron obtener. Este fue uno de los pocos casos en que la sociedad civil en Rusia fue más fuerte que el aparato policial, al punto que los policías que arrestaron ilegalmente a Golunov fueron castigados[9].

Existen también algunos puntos de discordia entre estos dos conocidos periodistas y la oposición política que rodea a Navalni. Durante las últimas elecciones parlamentarias de septiembre 2021, Venediktov apoyó con fuerza el voto en línea, lo que le valió ásperas críticas de muchos políticos de oposición. Murátov salió explícitamente en su defensa, entrando en conflicto con Leonid Volkov, el candidato apoyado por Navalni. Según Murátov, el que una oposición liberal cada vez más reducida atacase a Venediktov y Echo Mosky, habría sido un suicidio y habría ayudado al gobierno a desacreditar prácticamente el último bastión de la libertad de prensa en Rusia. El propio Venediktov calificó el premio Novel concedido a Murátov como un premio plenamente merecido: «Es una victoria para la libertad de prensa, y es importante para todo el país, independientemente de lo que se piense de Novaja Gazeta y de Murátov personalmente. Esta decisión no es una manifestación de rusofobia, sino una confirmación de que la libertad de prensa y el periodismo libre existen en Rusia a pesar de todo»[10].

Aunque las decisiones de la Fundación Nobel sobre las concesiones del premio de la paz en los últimos años han sido criticadas, la decisión de este año parece ser equilibrada y sabia. Algunos se preguntan porqué no se concedió el premio a un político – hombre o mujer – como Navalni en Rusia o Tijanóvskaya en Bielorrusia. Se podría responder que fue una decisión sabia no conceder a una figura política un premio destinado a promover valores humanistas, sobre todo si se trata de figuras políticas jóvenes y más bien controvertidas. Es el caso de Navalni, que se dejó llevar por algunas declaraciones nacionalistas y que, en general, no es muy predecible.

El premio Nobel de la Paz no está destinado a promover a jóvenes políticos, sino a reconocer méritos. En este sentido, la Novaja Gazeta y su director fueron una buena elección, especialmente en el momento en que el aniversario del asesinato de Anna Politkóvskaya recordaba no solo el papel que desempeñó este periódico durante décadas en la lucha por la libertad de prensa, sino también en la defensa de los derechos humanos en Rusia. El hecho de que esta lucha haya sido necesaria en los últimos años de la URSS, en tiempos de Yeltsin, y que todavía lo sea, hace de la concesión del premio Nobel de la Paz a una personalidad que ha dedicado toda su vida a esa lucha una decisión importante también para el futuro de Rusia.

No podemos esperar que la concesión del premio Nobel a un periodista famoso termine con las persecuciones a otros periodistas menos conocidos. El gobierno lo demostró claramente: poco después de que se supiera que Murátov había recibido el premio, otros periodistas en Rusia fueron declarados «agentes extranjeros». El director del periódico, que, como habíamos dicho, es uno de los pocos medios de comunicación independientes que no han sido declarados «agentes extranjeros», tras haberse enterado de la noticia del Nobel, dijo: «Intentaremos ayudar a quienes han sido designados agentes extranjeros, a quienes han sido perseguidos y expulsados de Rusia»[11].

Es indudable que los miembros de la Fundación Nobel conocían todos estos detalles y la difícil relación al interior de la oposición liberal. Lo que importa, sin embargo, es que llevaron la atención del mundo hacia personas que, como Murátov, defienden valores como la libertad y los derechos humanos, y que están dispuestos a elevar sus principios y valores por encima de sus ambiciones y de sus sentimientos. Este premio quiere ser una señal no solo para el gobierno ruso, sino sobre todo para cada uno de los periodistas que tienen los mismos ideales de Murátov, para animarlos a unirse alrededor de un objetivo común, en lugar de quedarse discutiendo sobre cuestiones banales.

Copyright © La Civiltà Cattolica 2021
Reproducción reservada

  1. 15 лет со дня убийства Анны Политковской: о чем нужно помнить («15 años después del homicidio de Anna Politkovskaya: ¿qué debemos recordar?»), en www.dw.com/ru/15-let-so-dnja-ubijstva-anny-politkovskoj-o-chem-nuzhnopomnit/a-59426210

  2. «El premio es de los colegas que he perdido», Meduza, 8 de octubre de 2021, en https://meduza.io/en/feature/2021/10/08/this-prize-belongs-to-my-lost-colleagues

  3. «The Nobel Peace Prize 2021. Announcement», en www.nobelprize.org/prizes/peace/2021/press-release

  4. Биография Дмитрия Муратова: что известно о лауреате Нобелевской премии мира из России («Biografía de Dmitri Murátov: qué se sabe del ganador del premio Nobel de Rusia»), en https://kemerovo.tsargrad.tv/news/biografija-dmitri­ja-muratova-chto-izvestno-o-laureate-nobelevskoj-premii-mira-iz-rossii_427512

  5. «El premio Nobel a Dmitri Murátov: qué dicen de él sus colegas alemanes», 8 de octubre de 2021, en www.dw.com/ru/nobelevka-dmitriju-muratovu-chtogovorjat-o-nem-nemeckie-kollegi/a-59452118

  6. «Alles Propaganda? Russlands Medienlandschaft» («¿Solo propaganda? El panorama de los medios de comunicación en Rusia»), en www.dekoder.org/de/dossier/medienlandschaft-propaganda-pressefreiheit

  7. «Политолог объяснил провал «Яблока» на выборах в Госдуму» («Un politólogo explica el fracaso de “Yabloko” en las elecciones de la Duma»), en RIA (https://ria.ru/20210921/yabloko-1751216805.html ), 21 de septiembre de 2021.

  8. «Felicitaciones del Kremlin a Murátov por el premio Nobel de la Paz», en https://ria.ru/20211008/muratov-1753654410.html?in=t

  9. «Los policías que infiltraron droga a Iván Golunov recibieron condenas de hasta 12 años», en www.bbc.com/russian/news-57256398

  10. «За усилия по защите свободы выражения мнений» («Por sus esfuerzos en la defensa de la libertad de expresión»), en Kommersant (www.kommersant.ru/doc/5020300#id2122364 ), 8 de septiembre de 2021.

  11. «Russia labels reporters foreign agents after Nobel award», en BBC (https://www.bbc.com/news/world-europe-58840084 ), 8 de octubre de 2021.

Vladimir Pachkov
Jesuita, estudió el idioma árabe y la religión islámica en Egipto y, luego trabajó en Asia Central. Escribe regularmente en La Civiltà Cattolica.

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