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Al ruido ensordecedor de las guerras, respondan los artesanos de la paz

En su mensaje para la 55va Jornada Mundial de la Paz, el papa Francisco denuncia el ruido «ensordecedor» de las guerras y los daños creados por la pandemia, en particular en el mundo del trabajo. Alaba después el compromiso de tantos jóvenes con el clima y llama a mejorar las condiciones de todos los trabajadores y sobre todo de los migrantes, expuestos a la esclavitud y no protegidos por los sistemas de asistencia social.

Luego de un breve y duro análisis de la situación global actual, sigue una propuesta de «tres caminos para la construcción de una paz duradera»: diálogo entre generaciones, educación y trabajo.

En primer lugar, el Pontífice observa que: «el camino de la paz, que san Pablo VI denominó con el nuevo nombre de desarrollo integral, permanece desafortunadamente alejado de la vida real de muchos hombres y mujeres». Aumentan las guerras y conflictos en el mundo, y la pandemia agrava los efectos del cambio climático y la degradación del medioambiente. Mientras tanto, sigue dominando «un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario», en el que el hambre y la sed aumentan en lugar de desaparecer.

Un mundo que, de acuerdo al Papa Francisco, necesita hoy más que nunca de grandes «arquitectos» y de «artesanos» cotidianos de la paz. Para edificar un futuro de paz, el Papa propone tres caminos que es necesario recorrer con el fin de construir y dar vida a un pacto social:

1. Favorecer un diálogo entre generaciones, el único antídoto contra la «falta de una idea común de futuro». Frente a un desarrollo tecnológico y económico que parece alimentarse del conflicto generacional, la situación mundial pide urgentemente una alianza entre los mayores y los jóvenes. El cuidado del medioambiente, del mundo que se deja a las futuras generaciones, es un ejemplo claro. Para el Papa, en esta coyuntura, no se puede «prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―».

2. Invertir en instrucción y educación, que no son gastos del presupuesto público que deben seguir recortándose. La instrucción y la educación son la clave del desarrollo humano integral, porque vuelven a la persona «más libre y responsable». El Papa invoca, pues, políticas económicas que «prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos». Los gastos militares, de hecho, ya superaron los niveles de la Guerra Fría y tienden todavía a aumentar.

3. Promover un trabajo digno. Para el Papa Francisco, el trabajo «es un factor indispensable para construir y preservar la paz» porque «se trabaja siempre con y para alguien». En una situación global en la que la pandemia del Covid-19 no ha hecho más que complicar los desafíos que el mundo del trabajo ya estaba enfrentando, la única respuesta para el Pontífice pasa por «una mayor oferta de las oportunidades de trabajo digno».

El papa Francisco confía a nuestras capacidades artesanales cotidianas el futuro de paz del Planeta. Cada elección en esta dirección – hecha «con valentía y creatividad», tanto la invisible como la de alto nivel político – estará precedida y acompañada por la bendición de Dios.

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