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Mil jóvenes en Asís para cambiar una «economía que mata»

Cerca de mil jóvenes de todo el mundo dedicados a la economía, la empresa y la investigación, participarán – del 22 al 24 de septiembre en Asís – en el primer encuentro internacional (presencial) de The Economy of Francesco (#EoF2022), la iniciativa querida por el Papa en 2019 para renovar la economía y orientarla hacia los pobres, el bien común y el cuidado de la creación. En esa ocasión, había invitado a jóvenes economistas de todo el mundo a reunirse «para cambiar la economía actual y dar un alma a la economía del mañana». Debido a la pandemia, la reunión prevista en noviembre de 2020 se convirtió en un evento a distancia. Pero la invitación del Santo Padre a un amplio discernimiento común sobre una economía diferente a la denunciada en el primer capítulo de la encíclica Fratelli tutti no ha caído en absoluto en saco roto.

Un pacto con el Papa para dialogar con los poderosos del mundo

El evento de tres días, que no pretende ser «una especie de brainstorming de los jóvenes que carece de dirección», sino la primera etapa de «un camino exigente» – como subrayó el arzobispo de Asís – Nocera Umbra – Gualdo Tadino y Foligno, S.E. Mons. Domenico Sorrentino, en la rueda de prensa de presentación – culminará el 24 de septiembre con la llegada del Papa Francisco. En Asís, capital-símbolo de esta nueva economía, se presentará al Pontífice un «pacto» que él y los jóvenes firmarán juntos. «La esperanza es que estos jóvenes – añadió Monseñor Sorrentino – se comprometan a abrir un diálogo con la economía real, el mundo empresarial, las instituciones bancarias, los gigantes de la energía y los centros financieros. Quizás se podría comentar: ¿David contra Goliat? Exactamente».

Una misión esencial y concreta, no un eslogan vacío

En un artículo publicado en La Civiltà Cattolica en diciembre de 2020, el economista jesuita francés Gaël Giraud anticipaba las características de una economía capaz de escuchar «el grito de la tierra y de los pobres». Para que «la economía de Francisco» no se quede en un eslogan vacío, escribió Giraud, «los jóvenes economistas, creyentes y no creyentes, deben abordar con valentía los problemas que afectan a su disciplina», pues, en primer lugar, «la economía se basa necesariamente en las cifras» y «cualquier cambio de paradigma económico requiere una reapropiación, por parte de los jóvenes economistas, de estas cifras y de todos los datos de que disponemos». Y es que, añadió Giraud, «como ha escrito el premio Nobel de Economía Paul Romer, hemos asistido a una “regresión intelectual” en macroeconomía durante los últimos treinta años. El ex economista jefe del Banco Mundial evoca “modelos posreales” para describir las herramientas utilizadas por la mayoría de los economistas de las grandes instituciones internacionales. Del mismo modo, Olivier Blanchard, poco después de dejar su puesto de economista jefe del Fondo Monetario Internacional, escribió que los modelos DSGE – los más utilizados hasta hace poco – son “decididamente falsos”». En este contexto se inscribe el sueño planteado por los jóvenes que estarán presentes en Asís.

Quiénes son los participantes

Durante la conferencia de prensa, Aiza Asi (Filipinas), estudiante de doctorado en Economía y Gestión, presentó las cifras y el perfil de los participantes. Según los organizadores de The Economy of Francesco, llegarán a Asís unos 1.000 jóvenes provenientes de seis continentes. El 3% procede de América del Norte y Oceanía, el 8% de Asia, el 10% de África, el 31% de América Latina y el resto de los países europeos. El 30% de los participantes procede del mundo empresarial: se trata, por tanto, de empresarios, directivos y jóvenes implicados en actividades de start-up o incluso con proyectos en fase de desarrollo. Otro 30% de los participantes se dedica a la investigación: estudiantes de máster y doctorado y académicos de economía y disciplinas afines. Los demás (40%) se definen como changemakers, es decir, promotores de actividades al servicio del bien común y de una economía justa, sostenible e inclusiva en sus comunidades.

El deber de la Iglesia de acompañar estos procesos sin «encajarlos»

«Cuando tantos jóvenes se ponen a trabajar – dijo la secretaria del dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, Sor Alessandra Smerilli F.M.A. – para dar cuerpo a los sueños y experimentar la profecía de una economía que no deje a nadie atrás, y que sepa vivir en armonía con las personas y la tierra, toda la Iglesia debe alegrarse y debe sentir el deber de informar, seguir y acompañar este proceso, evitando la tentación de querer encajar a los jóvenes y sus proyectos en estructuras preexistentes.

Para la hermana Smerilli, el significado del proyecto es éste: «La Economía de Francisco consiste en reunir la profecía de Laudato si’ y Fratelli tutti, y el valor de tocar, de abrazar la pobreza propio de San Francisco de Asís».

La bendición desde arriba del Beato Albino Luciani

La sensación es que los objetivos de la jornada, con este entusiasmo y esta determinación tan concreta de tantos jóvenes, tendrán sin duda el apoyo desde arriba de Juan Pablo I. El Papa Albino Luciani, beatificado el pasado 4 de septiembre por Francisco, en el transcurso de su última audiencia general sobre el tema de la caridad, recordó, de hecho, que «Jesús incluso nos dijo cómo amar al prójimo: no sólo con el sentimiento, sino con las obras». Y, citando las palabras de su predecesor, Pablo VI, sostuvo que la doble lista de las siete obras de misericordia corporales y las siete espirituales «debe ser actualizada. Entre los hambrientos, por ejemplo, hoy ya no se trata sólo de tal o cual individuo; hay pueblos enteros». En este punto – precisó el Papa Luciani – «a la caridad hay que añadir la justicia, porque – como dijo Pablo VI – “la propiedad privada no constituye un derecho incondicional y absoluto para nadie. Nadie está autorizado a reservar para su uso exclusivo lo que excede de su necesidad, cuando los demás carecen de lo necesario”». Y concluía: «A la luz de estas palabras, no sólo las naciones, sino también nosotros, los privados, especialmente los que estamos en la Iglesia, debemos preguntarnos: ¿hemos cumplido realmente el precepto de Jesús que dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”?».

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